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domingo, febrero 28, 2010

 

NY: una manzana que debe ser mordida


“¿Usted conoce la palabra grande? Ese tío es muy grande, esas langostas son muy grandes…..” Ay, que gran momento de la radio, este que nos dejó Carlos Pumares……en fin, me viene todo esto a la cabeza al hablar de la palabra grande, y para grande grande, pero GRANDE de verdad, esta ciudad que no es ciudad, que es un mundo grande metido en un sitio pequeño, donde de pronto crees ver en blanco y negro (o eso quieres), y empiezas a ver películas en todos sus rincones, donde las esquinas traen ese olor agridulce inconfundible, esa mezcla entre el vinagre y el azúcar, porque además de verla, hasta donde te alcance la vista, esta ciudad se huele, pero también se oye cuando te comes unos espaguetis carbonara al ritmo de un piano y un contrabajo en directo, donde la luz muestra un laberinto de colores que se mueven en mil direcciones, allí donde quieres coger un taxi sin un rumbo fijo, donde los viejos locales de jazz te llaman a entrar, donde las calles mojadas reflejan sueños, donde las negras voces parecen cantar, donde te tomas un delicioso capuccino en la mesa donde mataron al gángster de turno, donde escuchar “My Way” viendo como el Empire State se pierde entre las nubes en un día de lluvia te pondrá los pelos de punta, donde te puedes comer la mejor pizza del mundo junto a ese mítico puente que parece la entrada a un sitio imposible, donde te quemas tomando sus gigantescos cafés mientras esperas la llegada del metro, con ese sonido que tantas veces has oído en cientos de películas, donde las tiendas no parecen tiendas sino museos, esos museos que guardan las mejores joyas del mundo, aquellas que nunca imaginarías donde estaban, pues estaban allí....


Estarás en una película, no lo dudes, pero no olvides que aquí nunca serás el protagonista, la protagonista será siempre ella, la manzana que debe ser mordida, la ciudad que nunca duerme.