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martes, agosto 03, 2010


SUEÑO CUMPLIDO (Mi pequeña cronica del concierto de Norah Jones en el XXIV Festival de Castell de Peralada)

Existen pocas sensaciones tan reconfortantes como la de ver realizado un sueño, como la de vivir una experiencia a la que sólo te has podido acercar a través de imágenes creadas en tu cabeza. Unas imágenes que no llegarán nunca a ser reales, porque de nuevo se volvió a cumplir aquello de que cualquier realidad supera a la mejor de las ficciones.


El lugar para ver la realidad de tu sueño no podía ser mejor, el tópico del marco incomparable nunca tuvo mejor ejemplo que esta fascinante población llamada Peralada, en el corazón del Alto Ampurdán, donde pareces perdido en un lugar que parece sacado de un cuento. Es muy difícil expresar con unas cuantas palabras la sensación de pasear por sus pequeñas y solitarias calles, mientras estás escuchando en la prueba de sonido las suaves melodías de Norah Jones, que a pocos metros está entonando esa voz mágica y portentosa. Su música llenando todas sus calles casi sin querer hacerlo, flotando sobre sus piedras centenarias, acariciándolas……”tienen ustedes un pueblo precioso, señora”….le digo a una vecina mientras le pregunto por una calle. La mujer comparte tertulia con las amigas en la gran plaza, tomando “la fresca”, y sólo acierta a contestarme con un …”bueno, no está mal, a veces hacen música y esas cosas……..” ¿No es encantadora?. Me parecía maravilloso pensar que esa señora no había oído hablar en su vida de Norah Jones (ni falta que hace), mientras la voz de la pequeña neoyorkina servía de música de fondo para la conversación.


Como aperitivo a su concierto se anuncia en el programa la presentación de Sasha Dobson, que acompaña a Norah en la guitarra, que nos ofrece temas de su nuevo disco “Burn” (altamente recomendable). El escenario continúa el cuento, escondido en un bosque espectacular, al abrigo del Castillo de Peralada, y con la compañía de varios nidos de cigueñas que serán espectadoras de lujo.


Primero salta a escena Sasha, vestido corto rosa, botas, melena suelta, con la única compañía de sus guitarras. Valiente. Agradece poder cantar en un sitio tan increíble, y se disculpa por no hablar nada de español. Su propuesta es sincera, directa, desnuda de artificios, sin luces, sin músicos, sólo ella y su guitarra. Hay que decir que la mayoría del público parece invitado (imagino que por cuestiones de compromisos comerciales de los muchos patrocinadores del festival), por lo que se nota un ambiente más bien frío, y así es la respuesta a la actuación de Sasha Dobson, aunque para mí fue un grato descubrimiento, de hecho compré el disco a la salida. Parece que el público sólo espera a Norah, y más que nada por el nombre, porque por lo visto después yo creo que el 80% de los asistentes no había oído nunca ni una sola de sus canciones.

Sasha termina, con tímidos aplausos, y tras una larga pausa, en la que varios técnicos afinan una y otra vez los instrumentos, circunstancia que impacienta notablemente a la gente, aparece ella, por fín, pequeña pero inmensa, tímida pero dispuesta calentar a ese público frío y desconocido. No lo podía creer, era ella, era real, de verdad, era Norah. Vestido en tonos morados y negro. “What am I to you” para abrir boca, pertrechada con su Mustang Roja, y todo suena a gloria, con un sonido perfecto, nítido, donde puedes apreciar con claridad cada instrumento. Sin ninguna duda, es el mejor sonido que yo he escuchado nunca en un concierto. En este sentido, un diez al Festival por lo cuidado de la acústica en el auditorio.


“Bona nit”….un primer guiño para ganarse al público. “Los pájaros grandes están durmiendo”……una bonita forma de referirse al sueño de las cigueñas. Y uno tras otro va desgranando casi todos los temas de su último disco (de hecho tocó 10 de las 13 canciones del mismo). Entre estas, mención especial a la puesta en escena de la perturbadora y oscura “Light as a feather”, con un juego de luces espectacular, y otras perlas como “Tell yer mama”, para el lucimiento en los solos de guitarra de Smokey Hormel, aunque se dejó por el camino una de mis favoritas de este último disco, la sugerente “You’ve ruined me”. Toda la primera parte del concierto está dominada por las canciones de “THE FALL”, título del último disco, y la maravillosa “Broken” (está debilidad mía que si tocó), con esa entrada de guitarra tan simple como conmovedora, sirvió como transición a una segunda parte en la que Norah desplegó sus mejores artes, cuando se puso a los mandos de su pequeño piano, adornado con una cálida lamparita de noche, donde se mostró absolutamente dominante, notándose claramente que es en este instrumento donde mejor se desenvuelve, para llevarnos directamente a su terreno, al más auténtico, al del club de jazz, al del humo y la oscuridad, al de la cercanía y conexión directa e inevitable con un público que acabó de rendirse con las mejores versiones posibles de “Cold Cold heart”, “Don´t know why” y “Come away with me(con la que cerró el concierto), siendo estas últimas una síntesis perfecta de lo que representa la música de Norah Jones, con predominio de líneas de bajo y piano, que conforman junto a su voz un triángulo perfecto. Yo estaba allí, a pocos metros, y tenía esa sensación de los grandes momentos, cuando sientes que algo se escapa, que quieres retenerlo casi con las manos y no puedes atraparlo, que quieres que nunca acabe….. la felicidad era esto y yo no lo sabía…… y así, como acababa cada uno de los temas, como apagando suavemente una vela, como si no quisiera acabar nunca las canciones, se acabó el concierto. Norah se fue, tras un bis de dos temas con todos sus músicos alrededor de un micro de ambiente, para terminar la noche con aire country, retrotrayéndonos a sus raíces musicales más profundas, prometiéndome que no volvería a faltar a una cita con la señorita Geethali Norah Jones Shankar cuando vuelva a visitarnos, y agradeciendo una y mil veces haber asistido a esta maravilla de concierto. Me había equivocado. No era buena, era aún mejor. Hasta luego, Norah, nos vemos en la próxima.